Los niños y los juegos de video
Por Elizabeth Trajtenberg M.A., L.NLP.P
¿Quién no disfruta de los preciosos minutos de silencio, sin interrupciones cuando los peques están bajo el hechizo de la pantalla? Honestamente, es una niñera leal, incondicional y siempre bien dispuesta.
Son innegables los maravillosos avances de la tecnología en el ámbito de la salud, la comunicación y el entretenimiento. En la última década, cada familia tiene por lo menos una computadora personal y/o un teléfono móvil inteligente y los niños desde bebés tienen completo acceso a estos aparatos, y hasta los usan mejor que algunos adultos!
El juego es un fenómeno universal que está ligado a la salud psíquica y física, facilita el proceso simbólico y sirve como punto de encuentro y comunicación con los otros. El juego da placer, relaja, y es vital para los niños y los adultos.
Hay que diferenciar los juegos de vídeo con el solo propósito de entretener, de los que además educan, los llamados juegos de “edutenimiento” (educación y entretenimiento). A partir de 1948 la Walt Disney Company comenzó a usar este neologismo y en 1973, Robert Heyman también lo uso al producir los documentales para National Geographic. En este artículo hablaremos de los dos tipos de juegos del uso y abuso.
Según Jane Haley, Director of Child Psychology/Neuropsychology at Mt. Sinai Medical Center in NYC, -”Los juegos de vídeo no deben ser usados en niños menores de 7 años porque impiden el desarrollo normal del cerebro”-.
En mi opinión y experiencia, los aparatos de endutenimiento, (por ejemplo un teclado con letras y música) pueden ser usados con moderación antes de los 7 años, si son adecuados según la edad y por un máximo de 20 minutos diarios.
Para el niño mayor, los aparatos educativos siguen siendo valiosos y los juegos de vídeo pueden enseñarle perseverancia, experiencias nuevas y a usar la imaginación en la resolución de conflictos.
Cuando un niño está expuesto a más de 20 minutos de pantalla (computadora o televisión) por día, desarrolla el hábito de ser entretenido y pierde la capacidad para auto motivarse. La satisfacción y el bienestar los encuentra en un objeto externo. Esto lleva a que el niño sea pasivo, y propenso a adicciones porque depende de este estímulo para pasarlo bien. Además, no soporta el aburrimiento que es fundamental para la integración de lo que sabe, para desarrollar la creatividad y para conocerse a sí mismo.
Para un desarrollo normal, el niño debe conocer el universo real antes que el virtual y debe manipular los objetos tridimensionales para aprender sobre textura, peso, gravedad, etc. Por ejemplo, los juegos de vídeo con animales pueden confundir al niño pequeño que todavía no sabe la diferencia entre la realidad y la fantasía, si no sabe el tamaño proporcional entre un animal y otro, o su comportamiento natural. Antes de exponer a un niño pequeño a un juego de vídeo de este tipo habría que llevarlo, por ejemplo, al zoológico, al parque, o a una tienda de mascotas para que vea por sí mismo. El juego con otros niños le enseña sobre las reglas sociales, las emociones y aprende sobre los límites propios y los ajenos.
Hay herramientas virtuales extraordinarias para educar a los niños, y en esta sociedad competitiva los padres, con la mejor intención, exponen a sus hijos a una gran variedad de estímulo pero la pregunta es si con esto no estamos atrofiando otras habilidades.
Quien se enfrenta al dilema entre el uso y el abuso de los videojuegos, pueden contestarse las siguiente preguntas en cualquier orden:
1- ¿Le enseña algo que uno no sabe? Por ejemplo, una lengua extranjera.
2- ¿Es necesario que tenga esta experiencia ahora? Hay que investigar si el material apropiado para su edad.
3- ¿Puedo reemplazar el placer que eso produce con un objeto real? Por ejemplo, ir al parque y dejar que juegue con agua.
4- ¿Por qué no puedo ver que mi hijo/a esté aburrido? El aburrimiento, en necesario para descubrir nuevos intereses y a ser creativo.
5- ¿Habrá otra manera de estimular su imaginación de un modo más original? Por ejemplo, inventar una historia y los personajes, no solo seguir con la idea de otro.
Todo padre quiere un hijo sano, independiente y feliz. Pensemos que el niño que hoy hace un berrinche porque quiere los juegos de vídeo, mañana seguramente va a pasar horas frente a un monitor para ganarse la vida, y que ya será tarde para disfrutar de su infancia, ensuciarse con barro o caminar junto a su familia por el parque.
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